Violeta Yangüela
En una entrevista concedida al periódico ABC de España dice el diputado griego Vasilis Mulópulos que los griegos, y en general los países del sur, están sometidos a una política del imperialismo económico. Afirma el señor diputado que “antes de entrar en el euro los coches griegos eran Fiat o incluso Seat. Ahora son Golf, Audi y Mercedes. Fuimos colonizados por una economía más desarrollada como la alemana”.
Si de marcas de choches se trata parecería que los griegos obtuvieron un “up-grade”. ¡!¡Caramba, que no es lo mismo un Fiat que un Mercedes!!
Pero aún hay más. Agrega que “los pueblos del sur no deben salir del euro pero no pueden ni deben pagar esta impresionante deuda”.
O sea, que el imperialismo económico es culpable de la impresionante deuda de Grecia y que los gobiernos pueden ser irresponsables y botarates en la administración de los recursos de los ciudadanos para luego sencillamente lograr una condonación de parte de su deuda o más fácil aún, no pagarla.
Parecería que los europeos del sur, como dice el diputado, se han contagiado del proceso iberoamericano de lo que se llamó la década perdida y el discurso político y económico es el mismo, por supuesto en distintos escenarios.
Esos escenarios son distintos hasta en el lenguaje. Silvio Berlusconi le queda corto al diputado griego. No es el imperialismo económico es que Ángela Merkel es una “culona mantecosa e infollable”.
La troika (FMI, BCE y la Comisión Europea) que llega a Grecia, la vigilancia a Italia, las reformas para España y sobre todo y más que todo las medidas económicas exigidas conocidas por estos lares como el paquete y por supuesto el discurso de los políticos de soberanía y de imperialismo.
Parecería que el problema no es la deuda de los países sino el paquete. Mientras la deuda permite satisfacer lo que se supone son los derechos adquiridos o derechos sociales, el paquete, entre otras cosas implica los recortes y la austeridad en el gasto público que para los políticos que administran los gobiernos esas medidas implican votos en las urnas.
Pero ahora resulta que para tener acceso a esos derechos adquiridos o sociales, los ciudadanos que son los que sostienen y aseguran esos derechos a los demás ciudadanos, temen que ni los que los pagan ni los que lo reciben podrán seguir disfrutando de los mismos.
Compra de deuda, fondo de estabilidad, recapitalización, los rescates, han sido hasta ahora las medidas supuestamente mágicas para afrontar la situación de las deudas soberanas. Todo indica que no han dado resultado.
Y por supuesto, algunos gobiernos se tambalean. Los adelantos electorales se ponen de moda en Italia, Portugal, España, Irlanda y Grecia.
Dice el ex presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors que “con Francia y Alemania de bomberos no será suficiente para salvar el euro”. Ya le han puesto nombre: Merkozy
Por suerte, las democracias no guerrean entre sí.
(Publicado 21 de noviembre 2011)
