Violeta
Yangüela
Decía Segó lene Royal la candidata perdedora en las elecciones
presidenciales francesas del 2007, “Somos
la Francia de la sonrisa”. ¿Cuál
sonrisa, la de la Gioconda?
Parecería
que Francia siempre ha tenido la capacidad de sonreír. Es la sonrisa de la “excepción francesa”. A
propósito, dicen algunos que los franceses son los argentinos europeos.
Sin
ninguna duda que son los mejores
mercadólogos del mundo mundial. La
revolución francesa con su trilogía de libertad, igualdad y fraternidad que
sustentara el movimiento revolucionario para destronar el régimen monárquico e
implantar un nuevo sistema se quedó en el camino.
La
monarquía fue desmantelada a cambio de un régimen de terror en donde la
guillotina funcionó para unos y para los mismos que la crearon y
propiciaron. Esa revolución no sólo
reinstala la monarquía por la cual se había producido, sino que en el proceso
consigue establecer una más alta categoría.
Se instala el Emperador del Imperio.
Napoleón, el héroe, Napoleón y su mausoleo es sinónimo de la grandeza de
Francia y esa grandeza no es más que la sonrisa de Francia y de su conquista europea.
En
la actualidad, los inventores del espectro político de izquierda y derecha
parecen estar aún debatiendo quien o quienes se sientan a la derecha o la
izquierda del monarca. El problema es que no hay monarca.
Y
llega Emanuel Macron que no es de derecha ni de izquierda con su nuevo partido ¡En
Marcha! Dicen que es el centro. Los
partidos “tradicionales” han quedado hechos añicos.
¿El puesto del Monarca?
En
las recientes elecciones parlamentarias la República en Marcha obtiene 350 de los 577 escaños lo que le permite plenos
poderes en los cinco años de su presidencia. A pesar de que fue precisamente un
francés el creador del principio de la división de poderes.
“Defenderé
Francia, sus intereses vitales, su imagen. Defenderé Europa: es nuestra
civilización lo que está en juego, nuestra manera de ser libres. Me esforzaré
para rehacer los vínculos entre Europa y sus ciudadanos. Envió a las naciones
del mundo un saludo de la Francia fraternal”.
“Moralizar
la vida pública, defender la vitalidad de nuestra democracia, fortalecer
nuestra economía, construir nuevas
protecciones ante el mundo que nos rodea, conseguir un lugar para cada
quien para reconstruir nuestra Europa y garantizar la seguridad de todos los
franceses”
Parecería que Macron no es admirador de Montesquieu y su Espíritu de las Leyes.
v.yanguela@codetel.net.do