lunes, 21 de mayo de 2018

LA CONSTRUCCIÓN DEL EDIFICIO

Violeta Yangüela
En el transcurso del proceso histórico los científicos sociales que se ha dedicado  a examinar y explicar las diferencias del desarrollo económico-político-social de las dos Américas han tenido varias versiones que van desde lo religioso, lo climático o lo cultural.
Parecería que en la actualidad a esas teorías se le suman otros agregados más en consonancia con el ejercicio de la puesta en práctica de las políticas que se han generado de   la idea de lo que se ha llamado democracia.
Niall Ferguson lo explica: “la diferencia es la idea de la construcción del edificio en el que la zapata fuese la ley, la libertad individual y  la seguridad del derecho a la propiedad aseguradas  por  un gobierno representativo y constitucional”.  Simón Bolívar lo expresaría diciendo: “Con esta mezcla racial y con este record moral, ¿podemos poner leyes por encima de líderes y principios por encima de los hombres”?
Parecería que en Iberoamérica los procesos electorales para escoger un gobierno representativo  se han convertido en la esencia de esa idea y no como el requisito indispensable para la construcción del edificio.
A 200 años del proceso de independencia de las colonias iberoamericanas, aún perduran los líderes por encima de las leyes y los hombres por encima de los principios.
 El presidente de Venezuela, teniente coronel Hugo Chávez, antes de viajar a Cuba para someterse a una nueva operación, encabezó una caravana en la que fue despedido con globos, flores y carteles. En el cartel colocado en el vidrio delantero de su vehículo una imagen de Jesús con el nombre de Chávez en la parte superior y en la parte inferior las palabras “yo te sanaré”.
En sus palabras de despedida dijo: “Chávez no se acabó y es más, debo decirles que cuando de verdad este cuerpo se acabe, Chávez no se acabará  porque Chávez  ya no soy yo, Chávez está en las calles y se hizo pueblo y se hizo esencia nacional”.
En la actualidad, el heredero de Chávez, dice que ha ganado en las recientes elecciones celebradas en Venezuela.
Unas elecciones convocadas por una supuesta Asamblea Nacional Constituyente y calificadas como una farsa electoral.  Catorce países americanos han declarado que no reconocerán los resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela por no cumplir con los estándares internacionales de un proceso democrático, libre, justo y transparente. Los principales candidatos de la oposición no participaron. Menos de la mitad de los venezolanos con derecho a voto concurrió a votar. Ha faltado la zapata necesaria en la construcción del sistema democrático.
¿Leyes por encima de los líderes? ¿Principios por encima de los hombres?
v.yanguela@codetel.net.do




lunes, 7 de mayo de 2018

EL ARTICULISTA

Violeta Yangüela
En días recientes el periódico El País de España ha publicado un artículo firmado por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, titulado Nuestra democracia es proteger. 
¡Todo un poema!
Comienza diciendo que “la democracia venezolana es distinta a todos las demás porque son democracias clasistas donde los muchos son vistos con más en cantidad pero menos en   calidad. En Venezuela, no. En Venezuela, la democracia es para los muchos”.
¿Y de que democracia ha escrito el articulista?
Para empezar habría que dejar bien claro que un sistema democrático se caracteriza por la división de poderes, el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y el Poder Legislativo. En Venezuela eso no existe. Hace años que en Venezuela existe la ley Habilitante que le permite al presidente del gobierno legislar, o sea gobernar por decreto.
Nicolás Maduro ha elegido una nueva Asamblea en sustitución de la Asamblea Nacional. Es la nueva Asamblea Nacional Constituyente. El Poder Legislativo al servicio del Poder Ejecutivo.
En otro párrafo de su firmado artículo dice que “para nosotros es esencial en nuestra democracia que la economía esté al servicio del pueblo y no el pueblo al servicio de la economía. Una economía que es para especulación y no considera como prioridad la prosperidad y la soberanía del pueblo, es hambre para hoy y mañana pan para el Imperio”.
 Y una frase que no tiene desperdicio, “la economía es el corazón de nuestro proyecto revolucionario”.
¿Y de cuál economía habla el articulista?
El país venezolano ha dependido de su producción y exportación de petróleo que significa el 95% de las exportaciones y su producción se ha reducido de 3.4 millones de barriles al dia en 1998 a 1.38 millones en el 2018.  Se calcula que la inflación venezolana alcanza el 13,000%.  Dice el presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Agrícolas de Venezuela, Aquiles Hopkins, que “no tenemos nada para producir, ni las semillas, ni los fertilizantes, ni plaguicidas ni los equipos. Nos preocupa el hambre que nos espera para los próximos meses”.
Maduro ha anunciado que a partir del próximo junio entrará en vigencia una reconversión monetaria que le quitará tres ceros a la moneda venezolana.
Por otra parte, se calcula que más de tres millones de venezolanos han abandonado el país. El paso de frontera con Colombia se convierte en una avalancha de personas buscando una posibilidad de subsistencia. ¿De qué huyen los venezolanos?
¿Es de esa economía a la que se refiere Nicolás Maduro?
Ahora se entiende. Su firmado artículo es una demostración y una explicación de sus conversaciones con el “pajarito” Chávez.  La imaginación no tiene límites. 
v.yanguela@codetel.net.do






EL PRÍNCIPE


Violeta Yangüela

Para los pensadores versados en el tema y estudio del Islam, las diferencias y los conflictos entre el islamismo y el cristianismo  empiezan con los protagonistas. Cristo como hijo de Dios llegó al mundo fue crucificado y sus seguidores perseguidos, Mahoma logró la victoria durante su vida.  Conquistó territorios, creó un Estado y un ejército,  promulgó leyes, impuso impuestos, hizo la guerra.
En pocas palabras, gobernó y ésas acciones fueron santificadas y ampliadas en la tradición islámica. En sus conquistas, los islámicos impusieron su idioma, su Estado y la ley divina.  El Estado es la religión, la religión es el Estado y Dios es la cabeza de ambos con el Profeta como su representante en la tierra.
En la concepción islámica Dios es el soberano de la comunidad, la única y última fuente de la autoridad y de la legislación. No existe diferencia entre la ley de la Iglesia y la ley del Estado. Aceptada como origen divino, regula todos los aspectos de la vida civil, comercial, criminal, constitucional.
La diferencia la expuso el creador de la dinastía de la casa Saud,  Abdul Azis al Saud,  en la reunión en 1945 con el presidente de Estados Unidos a bordo del buque USS Quincy  y relatada por Eddy William, Ministro Plenipotenciario e intérprete de esa reunión.  Cuenta William que el Rey le expresó a Franklin D. Roosevelt; “utilizaremos su hierro, pero usted dejará nuestra fe en paz”.
Y con los hierros llegó ARAMCO. (Arabian American Oil Co.) Con la toma del control total de la compañía por el Estado pasó a llamarse Saudí Arabian Oil Co. o Saudi Aramco

 La dinastía  Saudita  es hoy  dueña de Arabia, de los hierros  de la cultura y por supuesto también de la fe. Asunto de propiedad y permanencia en el poder.
En la actualidad llegó el príncipe heredero Mohamed bin Salman. Le llaman MBS y quiere que Arabia Saudita deje de depender del petróleo porque los “hierros” ya no son los que proporcionan los ingresos necesarios para el sostenimiento del reino y anuncia el plan Visión 2030.
En su plan, anuncia un visado especial para turistas. Actualmente solo se permite la entrada a los extranjeros para una peregrinación a la Meca y Medina o que hubiesen sido invitados por un ciudadano de Arabia, una empresa o una institución.
En el plano social, parecería ser una revolución “feminista”. El príncipe apuesta por una mayor libertad para las mujeres. Se ha levantado el veto para que puedan manejar, acudir a eventos deportivos, gimnasios para mujeres y el cine vuelve a Arabia.
Mientras tanto, su guerra con el Islam chiita y al parecer también con los sunitas rebeldes sigue.  Dice MBS que “el triangulo del mal está formado por Irán, que quiere expandir su ideología extremista, los Hermanos Musulmanes que quieren crear califatos en todas partes y los terroristas, Al Qaeda, ISIS que quieren lograrlo todo por la fuerza”.  Agrega Mohamed, “el líder supremo de Irán hace que Hitler parezca buena persona”.
Parecería que para el heredero al reinado de Arabia Saudita, los chiitas y los sunitas rebeldes de Al Qaeda y ISIS no son musulmanes.
v.yanguela@codetel.net.do