Violeta Yangüela
Comenzó
con el G-7, luego fue el G-7 + Rusia. En la cumbre del Grupo G-7 celebrada en
Denver el presidente ruso Boris Yeltsin fue un invitado. Luego de esa Cumbre, el Grupo pasaría a
llamarse el G-8 con le participación de Rusia como miembro de pleno derecho en
la cumbre celebrada en Washington.
En
el 2014 Rusia es expulsada del G-8 y la reunión programada para celebrarse en
Sochi fue trasladada a Bruselas. El G-8
vuelve a ser G-7. La expulsión de Rusia fue una consecuencia de la “vulneración” de la soberanía
de Ucrania.
En
palabras de Ángela Merkel “el G-8 ya no existe”.
En
la reciente reunión en Toronto de los ministros de Asuntos Exteriores,
preparatoria para la celebración de la Cumbre que tendrá lugar en Quebec el
próximo junio, la ministra de Asuntos
Exteriores de Canadá Chrytia Freeland afirmó que “los países del G-7 estudiarán
la formación de un grupo de trabajo para defender la democracia contra los
esfuerzos desestabilizadores de Rusia”.
Rusia
ha quedado fuera del G-8 pero se ha quedado con Crimea y además se ha
convertido en una amenaza a la democracia.
Parecería
que Vladimir Putin no solo es el nuevo Zar de Rusia.
La
otra “desconexión” es en Iberoamérica. El Grupo de UNASUR se resquebraja. Seis
de los doce países de la Unión de Naciones Sudamericanas (Argentina, Chile,
Colombia, Perú, Brasil y Paraguay) han decidió suspender su actividad en la
organización, “mientras no se garantice su funcionamiento adecuado”.
Su
entrada en vigor en el 2011 fruto de las estrategias de Lula da Silva, tomó
protagonismo con la llegada de Hugo Chávez en Venezuela respaldado por Rafael
Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Cristina Kirchner en Argentina.
De
esos protagonistas Evo Morales y el heredero de Chávez, Nicolás Maduro, continúan
en la presidencia de sus países.
El
heredero contaba con el apoyo de UNASUR y con el cambio político en varios
países, se ha quedado con el apoyo de Bolivia.
Durante más de un año el grupo ha sido incapaz de elegir un secretario
general.
Lo
que comenzara como MERCOSUR, una integración económica de Brasil, Argentina,
Uruguay y Paraguay, perdió su estrategia económica con la adhesión de la
Venezuela de Chávez y la Bolivia de Evo. ¡Y llegó el plan bolivariano!
En
la actualidad el plan se encamina hacia su desaparición.
Por
supuesto, la respuesta de Nicolás Maduro no podía faltar. “Si algún gobierno de
la derecha trata de meterle una puñalada a UNASUR para desangrarla, los
movimientos sociales y los revolucionarios de América del Sur saldrán en su defensa.”
¿Se
creerá Maduro el Vladimir iberoamericano?
v.yanguela@codetel.net.do