Violeta
Yangüela
Cuentan
que Moisés entendía que la ley era un asunto imprescindible. Sin ley no podía existir la libertad. Por
supuesto que se refería a la libertad del pueblo hebreo de la esclavitud en
Egipto. Así, después de los cuarenta
días y cuarenta noches en el Monte Sinaí trajo consigo la ley inscrita por mandato de
su Dios.
Son los Diez Mandamientos de la Religión Católica.
En
ese Decálogo, se establecen los principios y normas para la convivencia
terrenal en el cual, el no robarás y no
codiciarás los bienes ajenos se enlazan con el no consentimiento a pensamientos ni deseos impuros y el no
cometer actos impuros.
Explicados por Benedicto XVI el Decálogo del Sinaí es “un
sí a un Dios que nos ama y nos guía y nos deja nuestra libertad entera, es un
sí a la familia, a la vida, a un amor responsable, a la responsabilidad social
y a la justicia, a la verdad, al respeto de los otros y de lo que le pertenece”.
Resulta
que en Jaén, España, un ladrón entró en una casa y se llevó unos
electrodomésticos. Incluía en su robo unas cintas de video y una cámara. Al parecer
luego del robo, se sentó a disfrutar de sus posesiones de
cámara y video y se encontró con tremenda sorpresa.
Se
trataba de unas cintas grabadas que mostraban la violación de menores. Llamó a la policía para informarle que había
dejado las pruebas debajo de un coche junto a una nota que decía: “he tenido la
desgracia de que han caído las cintas en mi mano y me veo en la obligación de
presentarlas dejando que ustedes hagan su trabajo y puedan meter a ese… en la
cárcel de por vida”.
Le
agregaba la dirección del pederasta.
La
policía ha detenido al agresor quien había denunciado unos días antes haber sufrido un robo de electrodomésticos. Por supuesto en su denuncia no incluía la
cámara y las cintas de video. El
detenido trabajaba en unas instalaciones deportivas como entrenador de futbol.
Dice
el “decente” ladrón que ha tenido la “desgracia” de tener las cintas en sus
manos. Por supuesto que no se identifica ni explica la manera que obtuvo las
cintas.
Parecería
que para el ladrón no todo es la ley, el todo es relativo.
Es
que una cosa es robar y otra cosa son los “actos impuros” sobre todo si se
realizan con menores.
v.yanguela@codetel.net.do