Violeta Yangüela
Sin
ninguna duda que la campaña electoral presidencial de los Estados Unidos es el
mayor espectáculo del mundo mundial. A partir de las primarias para elegir el
candidato de los partidos Demócrata y Republicano comenzaron, no se sabe si es
una serie, una película o una telenovela y aún se estrenan diferentes
capítulos.
Los
debates de los aspirantes a la nominación presidencial de los partidos fueron
todo un espectáculo para contemplarlos en primera fila.
Con
la elección de Hillary Clinton y Donald Trump, se calienta el concurso y el
lenguaje “políticamente correcto” queda enterrado.
Para
los demócratas el talante de Trump como inculto, defraudador, homofóbico,
anti-ecologista, islamofóbico, derechista, racista y sobre todo y más que todo
anti-inmigrante, se diría en lenguaje post moderno, se hace viral. En palabras de Hillary, el candidato
republicano es inaceptable para ser presidente de los Estados Unidos y sus
seguidores son deplorables.
Para
los republicanos, el talante de Hillary como negligente y descuidada por el uso
del servidor personal de correo electrónico como Secretaria de Estado y poner
en riesgo la seguridad de los Estados Unidos y corrupta por sus vínculos con la Fundación
Clinton. Por supuesto, las acusaciones en el tema sexual no podían quedar fuera
del debate.
Y
llegaron los rusos. Y el espectáculo continúa.
Durante
la campaña electoral comenzaron los rumores sobre el hackeo ruso de los
ordenadores del Partido Demócrata y la relación de Donald Trump con Vladimir
Putin.
Luego
del triunfo de Trump como candidato presidencial la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) afirma que los rusos intervinieron para beneficiar a Trump
con el objetivo de “mermar la confianza de los estadounidenses en el sistema electoral”.
La Oficina Federal de Investigación (FBI) respalda las afirmaciones de la CIA.
Un
mensaje del director de la CIA dice,
“hay un fuerte consenso entre nosotros en el alcance, naturaleza e intensión de
interferencia rusa en nuestra elección presidencial”.
El
presidente Barack Hussein Obama, sin culpar directamente a Putin, afirma “no
pasa mucho en Rusia sin Vladimir Putin”.
Dice
Hillary Clinton que “la intervención del gobierno ruso a favor de Trump se debe
a la animadversión personal que tiene Vladimir de ella por la acusación que
hizo en el 2011 de irregularidades en
las elecciones parlamentarias de ese año”.
La
revista Forbes ha elegido a Vladimir Putin como el hombre más poderoso del
mundo “por su capacidad para mantener la influencia de su país en prácticamente
todos los lugares del planeta. Desde Siria hasta las elecciones presidenciales
de Estados Unidos, Putin sigue consiguiendo lo que quiere”.
Parecería
que lo que no logró la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, lo ha
conseguido Vladimir.
¡La
conquista del Imperio!
v.yanguela@codetel.net.do