Violeta
Yangüela
“Y
con la Iglesia hemos topado”. La frase que se hace actual para Daniel Ortega en
Nicaragua.
La
Conferencia Episcopal de Nicaragua mediadora del diálogo le ha propuesto al
presidente adelantar las elecciones generales para el 2019 sin posibilidad de reelección. El Cardenal Leopoldo Brenes y otros líderes
católicos han sido golpeados y empujados por los partidarios del gobierno al grito de asesinos.
La
respuesta de Ortega no se hizo esperar y dice que “están comprometidos con los golpistas” y además incluye la reestructuración del
Estado lo que calificó “como un golpe de Estado”.
Las
protestas en Nicaragua se iniciaron en abril pasado y reclaman la renuncia de
Ortega con acusaciones de abuso y corrupción.
La
Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos han responsabilizado al
gobierno de violaciones de los derechos humanos en la crisis que ha dejado
cientos de muertos, heridos y desaparecidos.
La
Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó un calendario electoral de
acuerdo con el diálogo nacional liderado por la Iglesia Católica como una vía
para salir de la crisis. Por supuesto, Nicaragua y Venezuela votaron en
contra. Bolivia se levantó de la sesión.
Mientas,
los partidos políticos de “izquierda” aliados en el Foro Sao Paulo, reunido en
La Habana, Cuba, ha emitido una declaración que dice “el imperialismo e
intervencionismo extranjero del gobierno de Estados Unidos a través de sus agencias
en Nicaragua, organizando y dirigiendo a la derecha local para aplicar una vez
más su conocida formula del mal llamado golpe suave para el derrocamiento de
gobiernos que no responden a sus intereses”.
O
sea, se trata de una conspiración. ¿Y no se cansan de repetir lo mismo una y
otra vez?
Todavía
en Iberoamérica los líderes políticos creen que son monarcas. Por supuesto con un sistema “democrático” de elecciones
y cambios constitucionales, a la medida, que les permite reelegirse y quedarse
el poder para siempre.
Se
convierten en dueños de la finca y en
jefes de la nación.
Nicaragua
en un buen ejemplo. Desde José Santos
Zelaya, la dinastía de los Somoza y el actual “revolucionario sandinista” Daniel Ortega.
Ya
lo decía Bolívar “huid del país donde
uno solo ejerce todos los poderes, es un país de esclavos”.
v.yanguela@codetel.net.do