Violeta
Yangüela
En
estos tiempos convulsos en el que la economía global se tambalea, el ébola
amenaza al mundo mundial, el rompecabezas del Medio Oriente se desangra con 200
mil muertos, millones de refugiados y desplazados Los intentos separatistas de
regiones de estados nacionales, Vladimir y su objetivo imperial y lo que llaman
la decadencia del Imperio de Estados Unidos.
La
Iglesia Católica celebra en la ciudad
del Vaticano, el Sínodo sobre la vida familiar. Parecería que la Iglesia Católica
y su nuevo Papa Francisco abren la puerta a la postmodernidad.
Por
la publicación de un documento base para la discusión en el que se entiende
como un hecho que habrá cambios en la doctrina de la Iglesia en relación a la
familia como el divorcio, la comunión de los divorciados y vueltos a casar, las
parejas de hecho y las uniones
homosexuales, se enciende la polémica entre los que comienzan a ser llamados
“progresistas unos y tradicionalistas otros”
Para
unos, la defensa de la enseñanza actual y para otros la defensa de cambios en
la Iglesia. Y como esta postmodernidad los medios de comunicación son los
imprescindibles y a pesar de que el Sínodo se celebra a puertas cerradas, la
Oficina de Prensa de la Santa Sede ha informado que es un documento de trabajo que resume intenciones
y auspicia el debate.
Dice el documento en sus artículos 50, 51 y 52:
“Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la
comunidad cristiana: ¿estamos en grado de recibir a estas personas,
garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? La cuestión
homosexual nos interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos
realísticos de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando
la dimensión sexual: por lo tanto se presenta como un importante desafío
educativo. La Iglesia, por otra parte, afirma que las uniones entre personas
del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una
mujer. Sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones
homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo,
hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas”.
En
una entrevista a pocos días antes del Sínodo, el Cardenal alemán Walter Kasper,
favorable a una apertura, decía que “hay miedo a un debate abierto. Hay que
observar la situación de hoy, hacer un discernimiento del espíritu y llegar a
resultados concretos”. Agrega el
Cardenal que “vivimos en una sociedad
abierta y plural y es bueno para la Iglesia que haya un discusión abierta. También es bueno para la Iglesia porque una Iglesia
cerrada no es un Iglesia sana”.
Previo
al Sínodo, el Cardenal Kasper publicó su libro El Evangelio de la Familia en el
que expresa el acceso a los sacramentos de la Eucaristía y la Penitencia por
parte de los divorciados y vueltos a casar.
La
respuesta no se hizo llegar y sale otro libro para contrarrestar al Cardenal
alemán escrito por cuatro Cardenales. Su titulo lo define. “Permanecer en la
verdad de Cristo. Matrimonio y comunión en la Iglesia Católica”.
Dice
el Cardenal sudafricano, Wilfred Fox Napier que “si alguien en Alemania se ha
divorciado y vuelto a casar por lo civil puede comulgar sin dejar su estilo de
vida, ¿por qué no puede hacer lo mismo alguien casado con dos mujeres en África?”.
Por
otro lado, el Cardenal Camilo Ruini afirma que “debemos ser muy prudentes en lo
que atañe al matrimonio y a la familia”
Sin
ninguna duda, la polémica está servida.
v.yanguela@codetel.net.do
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