Violeta
Yangüela
La
Asamblea Nacional francesa ha aprobado la ley para el restablecimiento de la
confianza en la acción pública.
Durante
la campaña electoral para la presidencia el candidato Emmanuel Macron prometió
una ley de “moralización” de la acción pública. Con su triunfo electoral y con el apoyo de la
mayoría parlamentaria, su nuevo partido, La República en Marcha, logra la aprobación
de su promesa con 412 votos a favor y 74 en contra.
La
ley prohíbe que los funcionarios puedan emplear a sus familiares y a los
parlamentarios les prohíbe contratar a
sus familiares como “ayudantes parlamentarios”
y realizar contratos como “consejeros” para eliminar el posible
conflicto de intereses.
Lo
más insólito es que también prohíbe ejercer como legislador a quien no haya
pagado sus impuestos.
Durante
la campaña electoral los medios de comunicación revelaron que la esposa y los
hijos del candidato François Fillon cobraron durante años un salario como
“ayudantes parlamentarios”.
También
se agrega en la ley la eliminación de “la reserva parlamentaria”. Se trata de un fondo de unos millones de
euros del que disponen los parlamentarios para “distribuir” entre lo que se supone son asociaciones
sociales.
Se
incluye la creación del Banco de la Democracia (¡tremendo titulo!) y estará
destinado a conceder a los candidatos y a los partidos políticos prestamos para
el financiamiento de sus campañas electorales.
François
Bayrou, el ex ministro de Justicia y autor de la reforma, ha renunciado a su
cargo por la revelación de que su partido también había proporcionado empleos
ficticios en el Parlamento Europeo
Se
supone que el propósito de esa ley es la “moralización” de la acción pública y
que será la norma de los funcionarios electos y de los que ejercen cargos
públicos.
¿Todo
eso en LA FRANCE? Dicen algunos que Francia es la Argentina europea. ¿Se
cumplirá la ley?
Parecería
que es un asunto de lenguaje. En la República Dominicana a esos ayudantes,
familiares y empleos ficticios le llaman “botellas” y el edificio en donde se
encuentran oficinas gubernamentales, le llaman “el huacal”. También el
Parlamento dominicano cuenta con un “fondo social” al que llaman “el barrilito”.
¿Habrá
aprendido Dominicana de Francia o es al revés?
v.yanguela@codetel.net.do
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