lunes, 13 de septiembre de 2010

¿PIVOTE?


Violeta Yangüela

Una de las particularidades del siglo pasado, que podría ser parte de las características que lo definiría, constituyó el proceso de democratización que se desarrolló desde el comienzo hasta el final del siglo.

En 1900 no había un sólo país que tuviese elecciones en las cuales todo ciudadano adulto pudiese emitir su voto para elegir sus funcionarios. Hoy, 119 países lo hacen y representan el 62% de todas las naciones-estados de la aldea global.

Algunos botones de muestra. En el continente euroasiático, 150 años después de la revolución y de su proceso de democratización, Francia pasó por dos monarquías, cinco repúblicas y una especie de experimento de gobierno fascista. Alemania, después de la devastación de la primera guerra se encontró con Hitler y una segunda guerra.

En los Estados Unidos el derecho al voto de las mujeres se alcanza en 1920 y la ley de derechos civiles es promulgada en los 60. España, Portugal y Grecia llegan al sistema democrático en los años 70.

América Latina tampoco escaparía. Comienza el derrumbe de las dictaduras unipersonales y militares y en la actualidad, con excepción del Comandante, los países latinoamericanos celebran elecciones para elegir sus dirigentes.

El siglo termina con un último proceso de democratización nuevamente euroasiático. Con el desmoronamiento de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), desde 1990 a 1998 se crearon 3.1 nuevos estados naciones por año. El desplome del muro de Berlín, la creación del estado nación de Rusia con su adhesión a un sistema de elecciones y libre mercado y la inserción de China a un sistema económico de libre mercado, rompería la división del mundo en términos ideológicos: libre mercado/democracia versus estatismo/totalitarismo.
Este nuevo y último proceso de democratización y de inserción al sistema de libre mercado del siglo pasado es lo que da lugar a la teoría de Francis Fukuyama que se convirtió en una frase cliché del fin de la historia al referirse al triunfo de la democracia y el libre mercado.

Y septiembre 11 llegó con el Siglo XXI con Osama bin Laden y con Irak.

En el continente eurasiático, que compone el 36% del territorio global y habita el 73% de la población mundial, el territorio que integran las siete naciones estados creadas por Inglaterra y Francia al término de la Primera Guerra, Irak, Arabia Saudita, Siria, Líbano, Jordania, Israel y Palestina (éstas últimas bajo mandato de las Naciones Unidas), con excepción de Israel, son gobernadas por monarquías, dictaduras militares, o ayatolaes. Es el centro petrolero del globo con una población aproximada de 145 millones, un ingreso per capita de 3,500 (el más alto de Arabia Saudita es determinante en el promedio) y una población de edad promedio de 24 años.

De acuerdo al informe presentado por Naciones Unidas y realizado por escritores, pensadores, filósofos, y sociólogos musulmanes la sociedad del Islam se encuentra en un profundo y asentado impedimento de acceder al conocimiento en sus aspectos sociales, institucionales, económicos y políticos y se caracterizan por su autoritarismo, falta de libertad y la inexistencia de libertad de prensa y la libre expresión del pensamiento.

Con la reciente salida de las fuerzas de combate de los Estados Unidos y el retiro de toda la fuerza militar programada para fines del 2011, ¿servirá Irak de pivote para un nuevo proceso de democratización en la región del Islam o acertará el actor egipcio Omar Sharif al decir que los árabes, que viven desde hace siglos en sociedades tribales bajo la autoridad de un jefe de la tribu, no vivirán una democracia, ni ahora ni en mil años?

v.yanguela@codetel.net.do


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