sábado, 23 de octubre de 2010

BICENTENARIO



Violeta Yangüela

Cuenta la historia que a la llegada de los españoles a la Hispaniola la isla se encontraba territorialmente dividida en cinco Cacicazgos. Guacaganarí, jefe del cacicazgo de Marién, acepta la alianza con los españoles a cambio de espejitos por oro. ¿Se imaginan lo que sería para un originario mirarse en un espejo? Un español de hoy diría ¡alucínate!

Sin embargo, la visión histórica de este acto, que hoy se podría llamar como el primer intercambio comercial entre la futura colonia y el imperio, ha sido narrada por los historiadores dominicanos como el intercambio del engaño.

Los textos de José Gabriel García y Bernardo Pichardo dominaron la enseñanza histórica del siglo pasado, sustituidos por Frank Moya Pons y Roberto Cassá, que mantienen la visión del intercambio engañoso. Cassá, afirma que esa alianza de Guacaganarí “fue aceptada a causa de las contradicciones que tenía con otros caciques, principalmente con Caonabo, las cuales habían dado lugar a pequeñas guerras culminado con el asalto a su aldea y la sustracción de algunas riquezas y algunas de sus esposas”.

¿Pequeñas guerras? Si esas eran pequeñas, ¿cuáles serían las grandes?

Argumenta que fue un acto inocente sin imaginarse las terroríficas consecuencias que traería la presencia de los españoles. La vanidad de los caciques, principalmente de Guacaganarí, los llevaba a ampliar sus relaciones con individuos tan importantes que evidentemente podrían defenderlos de los enemigos caribes que poblaban las Antillas menores”.

¿Cómo es? ¿Acto inocente o un acto inteligente en la defensa y protección de los asaltos de Canoabo y de los enemigos Caribes? ¿Vanidad de Guacanagarí?

Frank Moya Pons cita una carta del Almirante a “su amigo” Luis de Santágel en la que describe a los caribes como “muy feroces, comen carne humana, corren todas las islas en canoas, roban cuanto pueden”.

¿Traición, engaño o defensa?

A más de quinientos años parecería ser que esos espejitos y el “síndrome Guacagaraní” dominan el pensamiento dominicano y un poco más allá.

En la celebración del Bicentenario del inicio de las independencias iberoamericanas, el mito de los espejitos sigue siendo el eje central del pensamiento de los conquistados. Desde la celebración de los 500 años del descubrimiento el lenguaje políticamente correcto hizo su entrada triunfal. Ahora se llamaría El Encuentro de dos Culturas.

El teniente coronel de Venezuela decretó, luego sancionado por la Asamblea Nacional, que el 12 de octubre sería el Día de la Resistencia Indígena. En sus palabras, ese día se inició el genocidio más grande que jamás haya conocido la humanidad.

! Qué casualidad! Habla español y su apellido es Chávez.

v.yanguela@codetel.net.do



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