Violeta
Yangüela
En
la actual crisis económica de los países
desarrollados, el debate global se fundamenta en la alternativa de recortes a
los gastos públicos o gastos públicos para incentivar la economía. En ambos
casos estas acciones se califican de diferentes maneras. En unos le llaman
recortes, y en menor medida austeridad,
y en otros estímulos o inyecciones.
Por
un lado Estados Unidos y su presidente Obama, acompañado de los demócratas, de
una gran mayoría de los medios de comunicación y de economistas con presencia
mediática, apuesta por seguir endeudándose para aplicar los estímulos y
pronostica el apocalipsis para los Estados Unidos de no
aplicar su política de gastos. A esa política también le llaman keynesianismo o
progresismo.
Los
recortes o la austeridad en el gasto, no son un incentivo para los votos. El “aquí y el ahora” o la famosa frase de
Keynes “a largo plazo todos estaremos muertos” es válida para mantener el
Estado con la capacidad de generar adhesión partidaria a la hora de los votos.
Eso
de progresismo quiere decir que el Estado es más o menos como el pasado monarca
que gobernaba a sus vasallos y que hoy lo hace a través de las políticas de
“ayudas” a los más desfavorecidos. Los
derechos sociales se convierten así en la base fundamental de la políticas
públicas o como algunos les llaman los
colectivos transversales. Es decir, el
colectivo y no el individualismo. Por supuesto,
nada mejor que el Estado para
re-distribuir de manera solidaria lo que adquiere de los ciudadanos.
Alguien
se le ocurrió decir una vez: “Es la economía estúpido”. Y resulta que la
economía es estudiar la correcta distribución de los recursos escasos para
satisfacer las necesidades del ser humano. Y sea, en lenguaje dominicano, "emitiendo inorgánicos" o pidiendo
préstamos mediante bonos, pagarés o letras, se crean acreedores a los que hay
que pagar interés y devolver el principal. A menos que decidan hacer como
Argentina que en su negativa a pagar lo
adeudado dice que “Argentina no va a ir más allá de sus políticas. Los gobiernos no pueden ser forzados a hacer
algo que viola de manera fundamental sus principios”. La demagogia ha llevado a
todo un país a convertir NO pagar las deudas en
un principio fundamental.
Por
el otro lado la Unión Europea y su zona euro, parecería que habría que decir la
Merkel, se decide por las políticas de austeridad traducida en los famosos
recortes. Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia, ¿algunos más en remojo?
Los
polvos que trajeron los lodos es otro debate trasatlántico. Para algunos el
sector financiero es el culpable pero también resulta que el sector gobierno es
el que regula al sector financiero y los gobiernos dentro del concepto progresista,
decidieron gastar en tiempos de las “vacas gordas”. Y como en los cuentos de hadas todos fueron
felices.
¡!Y
llegaron las flacas!! Y con las vacas flacas también llegaron las elecciones.
En
las recientes elecciones celebradas en Italia un humorista, para no decir un
cómico, se lanza al escenario electoral y produce unos resultados electorales
que ponen de cabeza, no solo al gobierno de Italia, sino a la Unión Europea,
con un discurso anti europeo, anti euro y por supuesto anti Merkel, la señora
de la austeridad. Dice el líder de la
oposición socialdemócrata Peer Steinbrück, “hasta un cierto grado me encuentro
indignado por la victoria de dos payasos. Mi impresión es que han ganado dos
populistas”. El otro es el resucitado Berlusconi.
Parecería
que en este proceso de globalización no
solo se intercambian productos financieros, industriales, gente, virus,
bacterias y demás añafiles, habría que agregarle los payasos aspirantes al
poder político que ¡!ganan elecciones!!
v.yanguela@codetel.net.do
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