Violeta
Yangüela
Dicen
las cifras que de 1990 al 2010 el número de la pobreza extrema en los países en
desarrollo ha disminuido del 43% al 21%, lo que significa mil millones de
personas. Dicen los que llevan las cuentas que a la mitad del siglo pasado las
cifras de pobreza alcanzaban más de un 50% del total de la población mundial.
De
los 7 mil millones de habitantes en la bolita terrestre, se calcula que aún mil
millones se encuentran en la pobreza.
Naciones Unidas se reunirá a partir de este año para reemplazar el
programa de los Objetivos del Milenio, establecido en el 2005 con vencimiento
en el 2015. Se supone que el objetivo es alcanzar el mismo resultado con los
otros mil millones para el 2030.
Para
algunos analistas de la economía ese resultado es producto, no tanto del programa de Naciones Unidas sino una
consecuencia del capitalismo y del libre mercado que como siempre han producido
el crecimiento económico.
El
promedio de crecimiento de los países en desarrollo del 1960 al 2000 fue de un
4.3%. Del 2000 al 2010 fue de un 6%.
El
ejemplo prototípico, por supuesto, es China
que precisamente no ha sido parte del programa de los Objetivos del
Milenio de Naciones Unidas. De acuerdo a
las cifras de los organismos que se encargan de esos menesteres, de 1981 al
2000, 680 millones de chinos han salido de la pobreza y de un 84% de pobreza
extrema en 1980, en la actualidad es el 10%.
Parecería
que Deng Xiaoping y su famosa frase de que no importa que el gato sea blanco o
negro, mientras pueda cazar ratones, ha dado resultado. En palabras de un occidental equivaldría a la
famosa frase de James Carville, asesor de Bill Clinton.
En Iberoamérica, Chile, Panamá y Uruguay
encabezan las cifras de crecimiento de los
últimos 10 años. Chile con un promedio
de 5.2% Panamá con 7.5% y Uruguay con 5.9%.
¡!Y
llegó la crisis!!
En medio de la crisis económica de los países
desarrollados, el debate de los economistas y
de los políticos se desarrolla entre los que entienden que se debe
estimular la economía mediante las políticas de crecimiento basadas en
continuar el gasto y por tanto financiándolo mediante más deuda pública y los
que entienden necesario aplicar las
medidas de austeridad mediante la reducción del déficit y del gasto.
Por
supuesto, estos dos conceptos marcan el lado ideológico de cada uno.
En
medio de ese debate, dos economistas de Harvard, Carmen Reinhart y Ken Rogoff
se han convertido en los protagonistas de la polémica al afirmar que una
economía en la que el nivel de Deuda Pública sobre PIB sobrepasa el 90%, la
economía registra caídas del 1% en términos medios. El
premio Nobel de Economía Paul Krugman ha sido principalmente su contestatario.
Mientras los pensadores, economistas y
profesores debaten la solución para recuperar el crecimiento de las economías
desarrolladas, parecería más que apropiada la frase de Carville. “es la economía estúpido”. Habría que
agregarle ¡!que aún quedan mil millones!!
v.yanguela@codetel.net.do
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