Violeta
Yangüela
El
Papa Francisco tiene un sueño ¡Y es enorme! Francisco quiere un cambio de rumbo
de la Iglesia y de la humanidad. Lo cuenta en La Alegría del Evangelio.
El Papa aspira
con su biblia llegar a la gente y romper con el aislamiento de la Iglesia. Les
llama “callejeros de la fe”. ¿Será algo así
como pa´la calle? Y a los pasivos les pide que dejen de serlo y los define como “personas cántaro”. O sea, algo así
como levántate y pa’la calle. El cambio de rumbo de la Iglesia sin duda que es
de su competencia. Se supone que la
dirige. Pero resulta que el Papa Francisco también se refiere al mundo
económico lo que se corresponde con su
sueño del cambio de rumbo de la humanidad.
Dice Francisco:
“Así como el mandamiento de no matar pone un límite claro para asegurar el
valor de la vida humana, hoy tenemos que decir no a una economía de la
exclusión y la iniquidad. Esa economía mata.
Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de
la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz.
Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de
los mercados y la especulación financiera.
De ahí que nieguen el derecho de velar por el bien común. Ya no podemos
confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado”.
“Algunos
todavía defienden las teorías del derrame que suponen que todo crecimiento
económico favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por si mismo
mayor equidad e inclusión social en el mundo.
Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una
confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y
en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante”.
¿Más fácil pasa
un camello por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos? O
sea, esa economía mata, la minoría feliz son los ricos, es necesario el control
de los Estados para que se encarguen de velar por el bien común y además la
teoría económica del crecimiento económico no funciona.
Dos botones:
Corea del Norte y Corea del Sur. En el
primero el Estado con todo el control se ocupa de velar por el bien común y en
el segundo con un sistema económico de libre mercado. Corea del Norte tiene un ingreso per apita de
1,800 dólares y Corea del Sur 32,800.
Dice Hamidon Ali, presidente del Consejo Económico y Social de las
Naciones Unidas, (ECOSOC) que China ha logrado notable éxitos en reducir el
número de habitantes de escasos recursos y es digno de ser el ejemplo en los
esfuerzos para reducir la pobreza.
Cuenta
mi amigo filósofo graduado de la Universidad de Salamanca, que en los años del
descubrimiento de América, un fraile dominico que se llamaba Francisco De
Vitoria decía que como la doctrina católica de su tiempo tenía el afán de lucro
de los comerciantes por pecado, los comerciantes se dirigieron a él para
solventar sus dudas. O dejaban el comercio, o se condenaban.
Según Vitoria “el orden natural se basa en la libertad de
circulación de personas, bienes e ideas. Esto implica que los comerciantes no
son moralmente reprobables, sino que llevan a cabo un servicio importante para
el bien común o bienestar general”.
¡Hace 500 años!
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