Violeta
Yangüela
Dice
el Papa Francisco que es hora de parar esta violencia. “Es la convicción de que todos somos hijos
del único Padre Celestial, que formamos parte de la misma familia y que
compartimos un destino común”.
Para
el Papa la violencia y las injusticias en tantos lugares del mundo “no pueden
dejarnos inmóviles e indiferentes”. Es
necesario trasladarle “el grito de paz de las poblaciones oprimidas por la guerra
para que el coraje del diálogo y la reconciliación prevalgan sobre la tentación
de venganza, de prepotencia y de corrupción”.
Por
un lado, habría que preguntar ¿es posible exterminar la violencia individual o
colectiva de la condición humana? Para
los que se aprendieron desde su tierna edad las enseñanzas religiosas de la
creación, la expulsión de Adam y Eva del Paraíso provocaría las consecuencias
sobre la condición de la especie humana.
Esa condición humana se expresa en la
violencia del asesinato de Abel por su hermano Caín. ¿De corrupción? También la enseñanza religiosa
la cuenta en la venta del Mesías por Judas y las 30 monedas.
Esa
violencia y esa corrupción individual se encontraron con una ley civil para
penalizar, no un pecado, sino un crimen.
Por
el lado de la violencia colectiva, decía
Wiston Churchill que la
democracia es el peor de los sistemas políticos, exceptuando a todos los demás.
Parecería que por lo menos la afirmación de Churchill tiene sentido al analizar
las guerras y conflictos actuales en la bolita terráquea.
En los sistemas democráticos no hay
guerras. Actualmente no existe ningún
estado nación con un sistema democrático en guerra con otro estado nación
democrático. Es decir, las democracias no guerrean entre sí.
Sin embargo, el mundo del islam se desangra
en guerras religiosas- territoriales.
El Papa Benedicto XVI, en una conferencia en
el 2006 en la universidad de Ratisbona en Alemania, citaba la conversación del
emperador bizantino y un persa en un diálogo sostenido en 1391. La cita decía: “muéstrame también aquello que
Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas,
como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que predica”. (La
bandera nacional de Arabia Saudita dice; No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta. Bajo esta inscripción hay una espada en
disposición horizontal).
Esa cita provocaría no solo la protesta de
líderes políticos y religiosos del mundo del Islam sino también las protestas
locales con iglesias cristianas incendiadas.
Parecería que no todos somos hijos del mismo Padre
Celestial y la espada y no el diálogo y
la reconciliación de los sistemas democráticos, seguirá siendo el camino de la
fe en el Islam.
v.yanguela@codetel.net.do
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