Violeta
Yangüela
La
revista Time ha escogido al Papa Francisco como la Personalidad del 2013. Sin duda alguna que la Iglesia de Roma tiene
un Papa mediático. En segundo lugar ha quedado el ex analista de la NSA Edward
Snowden.
Vladimir
Putin ha quedado fuera de las preferencias. Sin embargo, también sin duda
alguna que éste ha sido el año de Vladimir. Snowden, convertido en héroe, se
asila en Rusia.
Mientras
tanto, Vladimir desinfla la amenaza de una intervención militar en Siria. El uso
de las armas químicas había sido definido por Barack Obama como la “línea roja”.
Logra un acuerdo con Al Assad para el desarme del arsenal químico y al mismo
tiempo logra la permanencia en el poder de su aliado a pesar de la tragedia de
la guerra civil que consume al país sirio.
“Se consiguió evitar la injerencia militar y la difusión del conflicto”.
El caso de Siria y las conversaciones
sobre el programa nuclear de Irán muestran,
según el presidente ruso, que cualquier problema internacional puede resolverse
exclusivamente por métodos políticos.
Sin
duda un triunfo de Vladimir.
Dice
Vladimir: “en el mundo hay cada vez más gente que apoya nuestra posición de defensa
de los valores tradicionales que durante milenios fueron la base espiritual y
moral de la civilización de cada pueblo, valores de la familia tradicional, de
la vida humana verdadera en referencia a aspectos militares, morales y
religiosos”. “Aspiramos a ser líderes,
la regresión,
la barbarie y la sangre han sido el resultado de los intentos de imponer a
otros Estados modelos supuestamente más progresistas”.
Y
esa aspiración parecería ser no solo militar, sino moral y por supuesto global.
Un poco más cerca, es el acuerdo con Ucrania.
Asunto de cercanía, de intereses y un poco de “patio trasero” del antiguo imperio de la Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
(URSS). Un empréstito a Ucrania y rebaja del precio del gas que la compañía
estatal Gazprom le vende a Ucrania. Vladimir desmantela el posible Acuerdo de Asociación
de Ucrania con la Unión Europea.
En
el ámbito interno, aprueba la ley contra la propaganda homosexual, que condena la distribución de propaganda de relaciones
sexuales no tradicionales a menores de edad con multas y penas de cárcel y para
cerrar el año, se reafirma como el adalid de los
derechos humanos, posiblemente como respuesta a la amenaza del boicot de los
Juegos Olímpicos por su ley homosexual, y
pone en libertad miles de presos incluyendo al ex magnate petrolero Jodorkovski por él encarcelado hace una década y posible
contrincante político. También a las Pussy Riot, grupo “punk rock” feminista que con sus letras musicales
expresan la protesta política. Fueron encarcelas a dos años de prisión por
“socavar el orden social”.
Pero
como dicen los dominicanos, nunca falta el pelo en el sancocho y a Vladimir, a
pocas semanas de la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno a
realizarse en Rusia, le llegó el pelo
con las “viudas negras” y los atentados islámicos terroristas en la antigua
ciudad de Stalingrado, hoy Volgogrado. Su respuesta no se hizo esperar,
“continuaremos la lucha contra los terroristas de manera segura, despiadada y
consecuente hasta su eliminación”
¿Vladimir
Putin neocon?
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