Violeta
Yangüela
En
rueda de prensa camino hacia Filipinas
el Papa Francisco ha dicho “si alguien insulta a mi madre puede esperar un
puñetazo ¡Es Normal!”.
Parecería
ser una justificación en el momento en que la acción del terror islámico responde
con un tremendo “puñetazo” a lo que la religión del Islam entiende como un insulto
de la revista Charlie Hebdo por la publicación de la imagen de Mahoma.
¿Se
le olvidó a Francisco aquello de la otra mejilla? ¿Ojo por ojo y diente por
diente?
Agrega
el Pontífice que “no se puede provocar, no se puede insultar a otras creencias
de la gente, uno
no puede burlarse de la fe. Muchas personas que hacen de las religiones de
otras personas una broma, eso es una provocación. Hay un límite. Ni la libertad de religión ni la libertad de
expresión deben ser utilizadas para ofender a los demás. Sencillamente, no se puede insultar la fe del Islam”.
El
Papa se pregunta, ¿Cuántas guerras de religión hemos tenido?
¿Otra
justificación? ¡Parecería que el Santo Padre no ha llegado a la Ilustración!
¿Provocación de los que solo hacían compras en un supermercado judío?
Se
supone que las sociedades del mundo que se rigen por una ley hecha por los
hombres y para los hombres, el ciudadano, si se siente ofendido, insultado o
calumniado, tiene el derecho de acudir a los tribunales en su defensa.
El
límite es la ley civil. El otro limite es la decisión de los ciudadanos de leer
la revista o no, de aceptar la burla o no, de reír o no, de gustar de la broma
o no. Asunto de libertad.
Por
otra parte, considerar la publicación de la imagen de Mahoma como una ofensa a
la religión musulmana es como admitir que
las sociedades democráticas deben ajustarse a las normas, reglas y
principios de las leyes divinas de Ala, el profeta Mahoma y el Corán.
Si
esas caricaturas fuesen publicadas en el territorio islámico se supone que se
está violando una ley divina. En el
mundo democrático no existen leyes divinas.
La
reacción provocada por las palabras del Papa ha requerido que el portavoz de la
oficina de Prensa del Vaticano, Federico Lombardi, tuviera que
explicarlas.
Dice
el portavoz, “evidentemente no es que el
Papa quisiera decir que justifica la violencia. Ha puesto el ejemplo más
clásico del mundo, un ejemplo muy sencillo para hacer entender que uno se
ofende cuando se dicen cosas que le tocan my profundamente”. Y agrega, “no es indiferente para nosotros
que se ofenda la fe. Hay que tener esto
en cuenta, que en una convivencia los derechos tienen que ser respetados, pero
esto es obvio”.
Habría
que recordarle al portavoz Lombardi que es “obvio” que la Iglesia de la
Santísima Trinidad no sale a asesinar cuando se ofende su fe.
Dicen
que primero fue el verbo. Se espera el verbo de Francisco para decir: “mis
disculpas”.
v.yanguela@codetel.net.do
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