Violeta
Yangüela
En
la reciente semana California se ha declarado “Estado Santuario”. Algunas
ciudades como New York y Chicago y otras
más ya son ciudades santuarios.
Dice
la Real Academia de la Lengua Española (RAE)
que santuario es: 1.- templo en que se venera la imagen o reliquia de un
santo de especial devoción y 2.- tesoro de dinero o de objetos preciosos que se
guarda en un lugar.
La
ley firmada como Acta de los Valores de California limita el poder de las
autoridades locales y estatales en materia de inmigración que no podrán
perseguir a sospechosos de no tener papeles si no han cometido un delito.
El
asunto es que en la actualidad, no son ilegales, son indocumentados y según los
que llevan las cuentas, en California viven 2.3 millones de indocumentados. En
lenguaje políticamente correcto, nadie es ilegal. Dicen que en Estados Unidos
viven 12 millones de indocumentados
¿Y
no se supone que es un delito la ilegalidad en la que viven?
Parecería
que esos indocumentados son “un tesoro que se guarda en lugar seguro”.
Se
supone que un Estado Nación se define por su territorio y su ley Constitucional
y ese territorio tiene unas fronteras que requieren de unos requisitos legales
para cruzarla.
Dice
el líder de los demócratas del Senado californiano, Kevin de León, que la “ley
pondrá un gran tapón a la maquinaria de deportación perversa e inhumana de
Donald Trump”.
Recientemente
en la República Dominicana el gobierno tomó una serie de medidas para intentar
regularizar la inmigración ilegal haitiana. El debate del proceso se convirtió
en definir a los que estaban a favor y a
los que se oponían, convirtiendo a unos en “traidores y a los opositores en
“patriotas”.
Para
el líder de los demócratas californiano es un asunto de perversidad e inhumanidad.
En
ambos casos no es asunto de aplicar la ley, son las emociones.
El
debate de la inmigración se ha convertido en un tema prioritario para la
sociedad occidental. Para algunos los
ataques cibernéticos, el terrorismo y la inmigración son los desafíos de la
actualidad.
Se
supone que la eliminación de los Estados-Naciones con sus fronteras y por
supuesto de las leyes que norman el paso de esas fronteras será la
solución al problema migratorio ilegal.
¿Democratización
de las emociones de Anthony Giddens y su tolerancia cosmopolita?
v.yanguela@codetel.net.do
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