Violeta
Yangüela
En
el transcurso del proceso histórico los científicos sociales que se ha
dedicado a examinar y explicar las
diferencias del desarrollo económico-político-social de las dos Américas han
tenido varias versiones que van desde lo religioso, lo climático o lo cultural.
Parecería
que en la actualidad a esas teorías se le suman otros agregados más en
consonancia con el ejercicio de la puesta en práctica de las políticas que se
han generado de la idea de lo que se ha llamado democracia.
Niall
Ferguson lo explica: “la diferencia es la idea de la construcción del edificio
en el que la zapata fuese la ley, la libertad individual y la seguridad del derecho a la propiedad
aseguradas por un gobierno representativo y constitucional”. Simón Bolívar lo expresaría diciendo: “Con
esta mezcla racial y con este record moral, ¿podemos poner leyes por encima de
líderes y principios por encima de los hombres”?
Parecería
que en Iberoamérica los procesos electorales para escoger un gobierno
representativo se han convertido en la
esencia de esa idea y no como el requisito indispensable para la construcción
del edificio.
A
200 años del proceso de independencia de las colonias iberoamericanas, aún
perduran los líderes por encima de las leyes y los hombres por encima de los principios.
El presidente de Venezuela, teniente coronel
Hugo Chávez, antes de viajar a Cuba para someterse a una nueva operación,
encabezó una caravana en la que fue despedido con globos, flores y carteles. En
el cartel colocado en el vidrio delantero de su vehículo una imagen de Jesús
con el nombre de Chávez en la parte superior y en la parte inferior las
palabras “yo te sanaré”.
En
sus palabras de despedida dijo: “Chávez no se acabó y es más, debo decirles que
cuando de verdad este cuerpo se acabe, Chávez no se acabará porque Chávez
ya no soy yo, Chávez está en las calles y se hizo pueblo y se hizo
esencia nacional”.
En
la actualidad, el heredero de Chávez, dice que ha ganado en las recientes
elecciones celebradas en Venezuela.
Unas
elecciones convocadas por una supuesta Asamblea Nacional Constituyente y
calificadas como una farsa electoral.
Catorce países americanos han declarado que no reconocerán los
resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela por no cumplir con los
estándares internacionales de un proceso democrático, libre, justo y
transparente. Los principales candidatos de la oposición no participaron. Menos
de la mitad de los venezolanos con derecho a voto concurrió a votar. Ha faltado
la zapata necesaria en la construcción del sistema democrático.
¿Leyes
por encima de los líderes? ¿Principios por encima de los hombres?
v.yanguela@codetel.net.do
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