Violeta Yangüela
En 1999 cuando las bombas lanzadas por la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) caían en territorio serbio,
una gripe viral azotaba al país dominicano y siguiendo la costumbre de bautizar
los virus, la creatividad callejera criolla la bautizó, con el nombre de Kosovo
y le dio un antídoto para su curación: Cápsulas de OTAN 500.
Una manera criolla de definir la decisión de Estados Unidos y la Unión Europea, sin
aprobación de Naciones Unidas (UN), de ejecutar una campaña de bombardeo
aéreo por la OTAN en Serbia en defensa
de la provincia de Kosovo. Le llamaron “la guerra humanitaria”. Después de los
bombardeos, Kosovo quedaría bajo un protectorado legitimado por
Naciones Unidas.
Mientras
el proceso de fragmentación hace explosión en los territorios que componían la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas y sus territorios periféricos y las nacionalidades e
identidades se enrumban en la búsqueda de sus propios estados con sus
particularidades culturales mantenidas a raya por la bota del totalitarismo, en
marzo de 1995 el proceso de integración de la Unión Europea se consolida con el nacimiento del
Acuerdo Schengen.
Por la eliminación de su autonomía a finales de
los 80 estalla el conflicto en Kosovo
y en 1991 se suman los conflictos entre
los serbios, croatas y eslavos. Croacia y Eslovenia se declaran naciones
independientes y comienza la fragmentación del estado-nación de Yugoslavia. Al
siguiente año, Bosnia-Herzegovina se
declara independiente.
En 1992 Eslovenia, Bosnia–Herzegovina y Croacia
son admitidas en Naciones Unidas como estados-naciones independientes. En 1993
Macedonia también es admitida con la oposición de Grecia. Montenegro declara su independencia en el
2006.
En 1995 un acuerdo de paz se firma en la base
aérea de Dayton Ohio y de lo que queda
de la antigua Yugoslavia se crea una República Federal que incluía a Kosovo
como provincia protegida por UN. Dice el historiador inglés, Timothy Garton Ash
“y así, en Dayton, Ohio donde, una vez más, por ¿tercera, cuarta? vez en el
siglo pasado, América está tratando de resolver un conflicto europeo que los
europeos han fallado en resolver”.
Con la declaración de independencia de Serbia,
Kosovo es la séptima república ex yugoslava.
Esa declaración ha ocasionado la
división de la Unión Europea que no ha logrado que sus estados miembros acepten
a unanimidad al nuevo estado-nación.
Rusia también le niega su
reconocimiento y en esa oportunidad advertía que la proclamación de Kosovo
“amenaza con una escalada de
conflictos en diversos rincones del
mundo”.
En el particular caso español, parecería que la
negativa para reconocer esta nueva
nación se contrapone al reconocimiento
de las anteriores. A partir del gobierno
de Rodríguez Zapatero el quehacer político en las Comunidades Autónomas de
vascos y catalanes se concentra en la búsqueda de una definición de sus “nacionalidades”.
Parecería
que otros “Kosovos” emergen.
En la actualidad y con el caso de Ucrania, Rusia
y Estados Unidos argumentan posiciones opuestas. Ahora Rusia adopta la posición
que Washington argumentaba de apoyo a Kosovo y Estados Unidos la que Rusia
mantenía de rechazo a la independencia kosovar.
¿Escalada
de conflictos en diversos rincones del mundo?
v.yanguela@codetel.net.do
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