Violeta
Yangüela
En
el anterior, Vladimir no fue invitado.
Los del G-7 decidieron no invitarlo. En éste, Vladimir ha sido el
invitado de honor. Comenzó en Cuba. Nada
extraño. Por supuesto que su
recibimiento dio ocasión para que el Comandante Fidel, el eterno líder de la
revolución, apareciera en fotografías recibiendo al presidente ruso. No podía
faltar.
Antes
de su arribo a Cuba, Vladimir había promulgado la ley que condona el 90% de la
deuda de 35,000 millones de dólares. El
10% restante Cuba lo pagará en los próximos 10 años y se supone que será
invertido en proyectos rusos-cubanos en áreas petroleras, energéticas,
transporte, infraestructura y tecnología.
Dice Vladimir que “estamos creando condiciones para el desarrollo de nuestras
relaciones” y por supuesto afirma que va a ayudar a Cuba en su lucha contra el “bloqueo
ilegal e ilegitimo de Estados Unidos”.
Y
como en los viejos tiempos, Rusia reabrirá el centro de espionaje instalado en
Cuba en 1964 y construido por el servicio militar de la era soviética.
¿Necrofilia ideológica y biológica?
De
Cuba, una visita improvisada a Nicaragua.
Tampoco podía faltar. Se vuelven
a estrechar los lazos Rusia-Nicaragua
después de varios años de la época que fueron aliados en los años 80. Por supuesto, ahora no es asunto de
guerrillas, ahora es asunto de acuerdos de cooperación económica y
militar. Al parecer el asunto se trata de un canal. Los chinos han anunciado la construcción de
un canal interoceánico y Vladimir muestra interés en participar.
Y
de Nicaragua a la Argentina y Cristina lo recibe con los brazos abiertos. Se trata de acuerdos de “cooperación” sobre
todo en materia de energía nuclear para la generación de energía. Dice los expertos que Argentina espera la
visita del presidente de China para firmar acuerdos de inversión. Vladimir arriba primero.
Después
del recibimiento y firmas protocolares, se celebró una cena en la Casa Rosada
en la cual estaban invitados el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de
Bolivia, Evo Morales, y de Uruguay, José Mujica. Los dos primeros no asistieron al ágape.
De
Argentina a Brasil. Primero la Copa
Mundial del Futbol. Rusia será sede en el 2018.Y luego los acuerdos.
Cuentan
que los mandatarios se han reunido para
“afinar” sus posiciones en los organismos internacionales de Naciones Unidas
(ONU), Fondo Monetario Internacional (FMI), G.20 y la Organización Mundial del
Comercio (OMC). Y por otro lado han firmado acuerdos en áreas de defensa, tecnología,
energía, agricultura y educación. Brasil quiere aumentar la cooperación con
Rusia y duplicar su balanza comercial con el objetivo de llegar a los 10,000
millones al año.
Dice
Dilma Rousseff “nuestros países están entre los mayores del mundo y no pueden
contentarse con dependencias de cualquier especie, buscamos con Rusia una relación
de largo plazo y con beneficios múltiples”.
¿De
compras y de ventas?
v.yanguela@codetel.net.do
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