Violeta
Yangüela
Decía
Simón Bolívar: “Con esta mezcla racial y este record moral, ¿podemos poner las
leyes por encima de los lideres y los principios por encima de los hombres? Parecería
que Iberoamérica sigue con la misma pregunta.
Para
algunos, el enredo comienza en la cabeza por lo que a cabeza enredada, cuerpo
enredado. También parecería que en Iberoamérica el enredo ocupa todo el cuerpo
de la vida institucional.
A
partir del sueño de Bolívar y su Gran Colombia, las colonias se repartieron la finca
y así nacieron los estados naciones que hoy conforman la otra América.
Los
fundadores de esos estados naciones fueron eliminados del proceso. Dos botones.
José de San Martin murió en Francia y sus restos fueron trasladados a Buenos
Aires 30 años después. Juan Pablo
Duarte, Padre de la Patria de los dominicanos muere en Venezuela y sus restos
son trasladados ocho años después.
Desde
México hasta la Patagonia, los caudillos y dictadores conforman unas repúblicas
en la que el gobernante sustituiría con su autoritarismo las “supuestas”
instituciones de esas Repúblicas. La
independencia de poderes y el respeto a la
Constitución se convierten en el juguete de los “jefes” de los gobiernos.
El
conflicto de “guerra fría” es el ingrediente por el cual comienzan a caer las
dictaduras y se supone que se empieza un proceso de democratización con el
requisito de la celebración de elecciones.
Solo requisito. Las instituciones que definen el sistema aún siguen
manipuladas por los gobernantes de turno.
Sin
ninguna duda Venezuela es el mejor ejemplo.
Llegó el teniente coronel Hugo Chávez con su Socialismo del Siglo XXI,
su guerra al mercado, sus expropiaciones, su inclusión social y su compra de
“lealtades” a nivel global con el arma petrolera. Se le acaba el arma y de ese proceso queda
una Venezuela en la miseria económica, social y política.
En
la actualidad, la oposición al régimen del heredero del teniente coronel, Nicolás
Maduro, está dando un ejemplo. En su
protesta utiliza todos los mecanismos del sistema democrático para lograr sus
objetivos.
Dice
Maduro; “No debo yo opinar ni
meterme en los asuntos internos de
España, ni de Cataluña, la brava Cataluña. No me meto, pero tú, Mariano Rajoy,
saca tus narices de Venezuela”. No se sabía que Mariano Rajoy tenía más de una
nariz.
Parecería
que lo que molesta a Maduro no es la nariz de Mariano Rajoy sino las “narices”
de la comunidad internacional que al fin comienza a oler la podredumbre del
gobierno de Nicolás Maduro.
Por supuesto, con algunas excepciones.
v.yanguela@codetel.net.do
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