lunes, 18 de diciembre de 2017

¿SUEÑO O REALIDAD?

Violeta Yangüela
Desde la caída del Imperio Otomano y la conformación de los nuevos estados-naciones el conflicto árabe israelí, la producción de la riqueza petrolera, la permanencia en el poder político de los monarcas y dictaduras militares, sumadas a los que algunos cientistas sociales llaman el resurgimiento del Islam, ha sido el escenario en el cual los actores han movido las fichas del tablero islámico.
Desde la primera guerra en la que la Liga Árabe decidió impedir la creación del estado judío, los esfuerzos de paz no han podido concretarse a pesar de la firma de acuerdos de paz por dos de las naciones participantes.
Siria, con su carga de un golpe o intento de golpe de estado a un promedio de cada año durante los primeros 25 años de su independencia, con la toma del poder por Hafiz Assad en 1970 (solía decir que era “el jefe del país y no del gobierno”)  parece haber  sido la única manera de mantener la cohesión de sunitas, drusos, alauís,   cristianos, armenios, curdos y turcos dentro de su estado-nación. Hasta ahora.
Iraq con la derrota de la Monarquía, y el asesinato del Rey Faisal,  una dictadura militar retoma el reclamo de la repartición de fronteras de  años atrás  e invade Kuwait con lo que se produce la Guerra del Golfo en la década de los 90.
En el Líbano, llamado una vez la Suiza del Medio Oriente, con su población de cristianos maronitas, ortodoxos, sunitas, chiitas, drusos, y palestinos  estalla una guerra civil entre cristianos y árabes en la que Siria otorga el apoyo a los cristianos en contra de los árabes libaneses.
En el proceso, existe una larga lista de protagonistas asesinados. Rey Faisal de Arabia Saudí en 1975, el Rey Faisal iraquí en 1958,  el primer ministro egipcio de la guerra árabe israelí de 1948, Nukrachy Pachá, el libanés, Riah Solh y Abdullah de Jordania en 1951, el iraquí Nuri Said, derrocado por un golpe de Estado y asesinado cuando intentaba huir disfrazado de mujer. Más tarde, serían asesinados el presidente egipcio Anward Sadat, Isaac Rabín de Israel  y muchos más.
En la actualidad  parecería que Arabia Saudita, a pesar de su conflicto iraní y su guerra en Yemen, tiene nuevas fichas en el tablero.
El príncipe heredero Mohamed Bin Salman, “bautizado” como MBS, ha removido los muros, que no las matas, del poder de los Saud y demuestra su poder con una purga anti corrupción en la que son arrestados príncipes y altos funcionarios del gobierno saudita.
Con su  programa de reforma “Visión 2030” pretende modernizar su país en términos económicos y sociales, que la política es otra cosa.
Ha comenzado con las mujeres y la policía de la “Virtud” ha sido minimizada. Ahora a las  las mujeres les estará permitido manejar y asistir a los estadios en los eventos deportivos.
En su apertura al ocio y al entretenimiento se abrirán las salas de cine a partir del próximo año y se permitirán los conciertos musicales.  Propone una reforma en la educación con un sistema alineado con las necesidades del mercado.
Alguien dijo una vez, “es la economía estúpido”. Parecería que MBS no es estúpido. El problema económico de sustentación en la explotación petrolera y la caída de los precios requiere de reformas entre las cuales se incluye la privatización parcial de Aramco, la empresa petrolera nacional.  Anuncia la subida de la gasolina como parte de un programa para eliminar los subsidios a la energía.  
Dice MBS “la Visión no es un sueño, sino algo que se hará realidad”.
v.yanguela@codetel.net.do

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