Violeta
Yangüela
En
días recientes se ha realizado dos elecciones presidenciales en Iberoamérica y
las diferencias de ambos procesos definen sus instituciones, sus acciones, su
quehacer político en lo que se supone es un sistema democrático.
En
Chile, Sebastián Piñera, respetando la Constitución que no permite una reelección
consecutiva, gana en segunda vuelta con
una considerable ventaja a su contrincante.
Las
imágenes divulgadas en los medios globales no tienen desperdicio. A pocas horas
luego de la votación, las instituciones electorales anuncian al ganador y en
una comparecencia televisada, acompañados por sus esposas, el perdedor y el
ganador se dirigen al país y los discursos terminan con un abrazo de ambos.
Dice
Piñera, “en la primera vuelta tuvimos menos votos de lo que esperábamos, en la
segunda más de los que esperábamos. Viva
la diferencia, viva el pluralismo de ideas, pero nunca convertirnos en
enemigos. Podemos ser adversarios, pero no enemigos”.
El
perdedor, Alejando Guillier dice,
“felicito a Piñera por su impecable triunfo.
Debemos aprender la lección. Hemos sufrido una derrota dura, hay que ser
críticos”.
Michelle
Bachelet llama al recién electo presidente, también televisado, para
felicitarlo y ponerse a su disposición.
El presidente electo la invita a un desayuno en su residencia.
Felicitaciones
a Chile.
En
Honduras una decisión de la Corte Constitucional le permite al presidente
postularse para un segundo período lo que se supone está prohibido por la Constitución
de Honduras.
Desde
la celebración de las elecciones a finales de noviembre la declaración del
ganador, Juan Orlando Hernández por el Tribunal Supremo Electoral se produce a
más de 20 días de su realización.
Loa
oposición entiende que esa declaración es producto de un fraude electoral. Las
protestas en las calles y el uso de gas lacrimógeno por la policía para
dispersar a los manifestantes son las imágenes que se proyectan en los medios
globales.
El
candidato opositor, Salvador Nasralla, acude a la Organización de Estados
Americanos (OEA) para presentar evidencias del fraude y el secretario general
de la OEA, Luis Almagro, dice que “la
única forma de que el ganador sea realmente el pueblo de Honduras es convocar a
la nuevas elecciones y consideró que las condiciones no permiten afirmar que
uno u otro de los candidatos es victorioso contrario a lo comunicado”.
Parecería
que Chile debe convertirse en una empresa exportadora de su quehacer político.
v.yanguela@codetel.net.do
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