Violeta
Yangüela
El
resultado de la guerra de independencia del Reino Unidos del territorio
norteamericano fue la creación de Estados Unidos. En el proceso los
responsables de formar una nación, se sentaron, debatieron y crearon una República
sustentada en los principios constitucionales y la división de los poderes de
un sistema democrático. El Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y el Poder
Parlamentario.
El
reinado de un país sería sustituido por un presidente elegido por sus
ciudadanos. La herencia monárquica desaparece del escenario y más tarde se
prohíbe la reelección del presidente por más de dos períodos consecutivos. Con
los partidos políticos creados como las instituciones encargadas de la
realización de elecciones se cierra el círculo de lo que se supone es un
sistema democrático.
Los
partidos que en ese proceso fueron catalogados como los partidos tradicionales
y con la división política y territorial del marco ideológico, se hicieron los
protagonistas.
En
la actualidad parecería que esa división esta en un proceso de muerte y de
entierro. Han llegado otros protagonistas a la contienda electoral y a los
gobiernos.
En
Iberoamérica el mejor ejemplo es Hugo Chávez y su Revolución Bolivariana con su Movimiento
Quinta República que se convierte en su Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV) y se expande por el Continente con el apoyo de Bolivia, Cuba, Ecuador,
Uruguay, Brasil, Argentina y Nicaragua.
Le
llamaron la “marea rosa” de Iberoamérica y por supuesto incluye su relación
económica petrolera a través del programa Petrocaribe. Los partidos
tradicionales de Venezuela desaparecen del escenario político.
En
Europa el escenario partidario se multiplica.
En
Francia, Emmanuel Macron crea su partido político la República en Marcha en el
2016 y gana las elecciones un año más tarde.
Los partidos tradicionales se hunden en la votación de los ciudadanos.
En
las recientes elecciones en España los partidos tradicionales no han podido
obtener mayoría y los nuevos protagonistas irrumpen en el Parlamento español.
Es
el mismo escenario en los países europeos. Los partidos tradicionales pierden
votos en las elecciones y surgen nuevos protagonistas.
Los
Movimientos parecerían estar de moda. Dirían los dominicanos que Los Chalecos Amarillos
en Francia tienen a Macron “al coger la
loma”. Los paraguas de Hong Kong, el
Movimiento Mee Too y por supuesto sin dejar de mencionar al LGBT que sin duda inundan los medios de
comunicación globales.
¿Lideres
mesiánicos? ¿Crisis de la institucionalidad democrática?
v.yanguela@codetel.net.do
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