He leído tu artículo
publicado recientemente en el Listín Diario con el título Mi amado PRD. Permíteme agradecértelo, pero también
permíteme explicar el agradecimiento.
Se podría decir
que soy de la generación del PRD. Mi
infancia y adolescencia la crecí en un hogar anti trujillista y por supuesto más
luego anti balaguerista y como consecuencia, aunque no como pertenencia
partidaria sí con mi apoyo al PRD. En el año 1981 llega al país la firma de encuestas
Penn and Schoen de la mano de Bernardo Vega para realizar encuestas a la
candidatura del aspirante presidencial del PRD, Salvador Jorge Blanco y
comienzan a realizarse las encuestas que conocemos hoy.
Fui contratada
para dirigir todo el trabajo de campo de dichas encuestas comenzando por la
encuesta interna del PRD para la elección del candidato presidencial a las
elecciones de 1982. Después de la
elección de Salvador Jorge Blanco como candidato del PRD a las presidenciales,
se realizaron cinco, una cada mes, encuestas preelectorales en las que se
pronosticaba el triunfo del PRD. Así
ocurrió.
Durante el cuadrienio
1982-1986 la firma realizaba una encuesta aproximadamente cada dos meses hasta
llegar a la convención partidaria del Dominican Fiesta. Hasta ahí llegó mi participación con la
firma. La encuesta realizada pronosticaba
el triunfo de Jacobo Majluta. Supongo
que los resultados no son necesarios narrarlos, son parte de la historia del
PRD.
A partir de 1989
formo parte del PRI, fundado por Jacobo Majluta producto de la división interna
del PRD entre Peña Gómez y Majluta. También eso es historia del PRD. En esa oportunidad
fungía como encargada de comunicación del PRI y en esa función realizaba el
programa de televisión institucional del PRI junto a mi amigo Tony Raful.
A partir de la
enfermedad terminal de mi esposo abandono el PRI por razones obvias. La muerte
de Jacobo ocurriría días antes de la muerte de mi esposo.
Creo que esta
explicación es válida porque durante todo ese tiempo transcurrido he tratado de
explicarme la razón de la sin razón de las conductas y acciones políticas del
PRD hasta que he leído tu artículo. Y como demócrata entiendo, creo y espero
contar con un sistema de partidos políticos capaces de competir por el voto a
favor o en contra de los candidatos.
Dices: “Porque
uso el verbo amar, y proclamo sin rubores que amo al PRD, alguno me ha
calificado de cursi. Respondo junto a Karl Young y a Leonardo Boff, he roto la coraza
ortopédica del filósofo griego y en lugar de afirmar “pienso luego existo”, elegí
convencida, “siento luego existo”, que reconoce que la humanización plena se
logra solo desde los sentimientos”.
Yvelisse, sin
absolutamente ninguna pretensión de convertirme en filósofa, creo que la
humanización de nosotros los humanos es precisamente que a diferencia del otro
reino animal y a pesar de nuestras similitudes genéticas con los chimpancés,
tenemos la capacidad de pensar, de
usar un sofisticado sistema de símbolos y al final expresar a través de unas cuerdas vocales lo que
pensamos. Dice un ilósofo que la pasión sostiene el fondo del
mundo pero es la razón la que pinta el
techo.
Con tu
afirmación de que “siento, luego existo”, ¡al fin he podido comprender la razón de la sin razón del PRD!
El PRD no
piensa, el PRD, siente. Diría el filósofo que le hace falta la pintura del
techo.
Con las gracias
y mis sentimientos de afectos por aclararme, te saluda,
Violeta
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