Violeta Yangüela
El
presidente Barack Obama gana su segundo período presidencial con la mayoría del
voto de los colegios electorales y con la mayoría de los votos populares.
Dicen
los expertos que ha ganado con el voto de los sindicatos, de las mujeres, de
los jóvenes, de los inmigrantes (sobre todo hispanos) de los negros y del colectivo gay. Por
supuesto esa mezcla de votantes trae la interpretación de los opinantes para
explicar las razones del triunfo.
Para
unos es asunto de derecha y de izquierda, para otros es asunto de minorías que
se convierten en mayoría (excepción de las mujeres que evidentemente
no son minorías) y ese argumento implica políticas públicas en consonancia con
cada grupo de esa coalición multiétnica y de los “géneros”.
Es
así como el multiculturalismo es el tema y debate de las naciones. En Europa la inmigración islámica provoca
conflictos, amenazas, asesinatos y declaraciones de los políticos en el
poder. En Estados Unidos, el tema de los
indocumentados (antes ilegales) ha sido y sigue siendo tema de campaña en busca
de los votos.
Las
políticas públicas en referencia a las mujeres y su “derecho” a decidir lo que
hacen con su cuerpo implica la intervención del Estado en pago de facturas a
través del sector salud y por supuesto, sin dejar de mencionar la “igualdad”. Los
sindicatos requieren de los subsidios gubernamentales, los jóvenes al parecer
avizoran que la dependencia económica del Estado es el camino a seguir, el colectivo gay quiere su matrimonio y el voto
racial de los negros.
Por
una parte, los demócratas, considerados como la izquierda norteamericana,
entienden el papel del Estado como el salvavidas y los republicanos,
considerados como la derecha, tienen como eje el individuo y la
responsabilidad personal.
Esas
diferencias se debaten en la actualidad con las medidas económicas para
afrontar la crisis. Unos entienden que el Estado debe “estimular” la economía a
través del gasto público y otros entienden que el camino es la austeridad y el
ahorro.
En
el mundo de hoy que comienza a llamarse como la postmodernidad, algunos filósofos
y pensadores señalan el camino de esa transición y en consonancia con ese
pensamiento en 1966 se adoptó en Naciones Unidas el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (entró en vigor en diciembre de 1976) en el cual se compromete a las partes a
“trabajar para la concesión de los derechos económicos, sociales y culturales de
las personas incluido los derechos laborales, los derechos a la salud, educación
y un nivel de vida adecuado”. Los derechos civiles y políticos son categorías
aparte.
La lista se compone de 15 derechos económicos,
sociales y culturales incluyendo el “derecho a la protección de la moral y al
disfrute del progreso científico”. . El Pacto no incluye el costo que
implicaría aplicar esos “derechos”.
Parecería
que en estas elecciones estadounidenses los derechos sociales han ganado. Esa mayoría de minorías ha entendido que Barack
Obama es el presidente que los garantiza. Su frase de triunfo “lo mejor está
por llegar” parece confirmarlo.
Mientras
tanto, la economía de Estados Unidos se enfrenta al llamado “precipicio
fiscal”. A partir de enero de 2013 vencen de las exenciones fiscales establecidas
por el gobierno de George W. Bush y deben
aplicarse los recortes automáticos del gasto público fijados por el Congreso
para reducir el déficit y la deuda.
Alguien
dijo una vez, “es la economía, estúpido”.
v.yanguela@codetel.net.do
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