lunes, 14 de mayo de 2012

LA ALFOMBRA

Violeta Yangüela

En la búsqueda de  solución a la crisis de las economías desarrolladas, se postulan conceptos que definen posiciones ideológicas que abarcan un amplio espacio desde el centro hacia la izquierda y desde el centro hacia la derecha.

Para los portadores del pensamiento del centro hacia la derecha, es el sector privado y su instrumento de libre mercado el que debe liderar el desarrollo económico.

Para los globofóbicos la puesta en práctica global del modelo “neo-liberal” de la empresa privada, ocasiona el ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres.    

Los estatistas son opuestos a la liberalización económica, a la privatización  de las empresas estatales  y de los recursos nacionales que son calificadas como empresas de patrimonio nacional porque le corresponde al Estado ser el responsable de liderar el quehacer económico y así  obtener una mayor y mejor capacidad para el proceso de la distribución de la riqueza.  Estos son los portadores del pensamiento del centro hacia la izquierda.

En la actualidad el debate político se encuentra entre los que entienden que es necesario ajustar para crecer, calificados como de la derecha,  y los que creen en crecer para ajustar como de la izquierda.  Ajustar para crecer implica austeridad en el manejo de los fondos públicos, entiéndase  la eliminación del despilfarro, y crecer para ajustar implica aumento del gasto público a través de lo que han llamado “estímulos”.

Con las recientes elecciones celebradas en Francia y el triunfo de los socialistas, algunos  anuncian un cambio de las políticas económicas de la Unión Europea como consecuencia de la pérdida de la alianza Francia-Alemania, llamada el “Merkozy”, postulantes de sanear la economía y achicar el déficit, ajustar para crecer, emanadas de la cúpula del Club.

En medio del debate, España es un buen botón de muestra.

En las elecciones de 1996 José María Aznar es electo por los españoles para conducir la administración del gobierno.  En su libro Ocho años de gobierno. Una visión personal de España,  una rendición de cuentas de sus ocho años de gobierno 1996-2004,  dice que  al llegar al poder, apostó por la disciplina presupuestaria (¿austeridad?), liberalización y privatización, concertación social, bajar los impuestos y la búsqueda del pleno empleo. “No se trataba de buscar qué había debajo de las alfombras, sino de abrir ventanas”. “Variar de un modo cerrado de entender la economía”.

En 1996 el gasto público de España representaba el 47% del Producto Bruto Interno (PBI), al año 2004 era del 40%.  El déficit de 6.6%  del PBI pasó en el 2001 a déficit cero y en el 2003 un excedente producto de los ingresos de la Seguridad Social.

La deuda pública del 68.1% del PBI se reduce a 50.1% en el 2004. En 1996 la tasa de desempleo alcanzaba el 23% con un déficit del 0.7% de la seguridad social.  De 12.3 millones de ocupados a 16.8 millones lo que permitió  que con cuatro millones de nuevos cotizantes  la seguridad social quedara saneada en el 2004.

Según la teoría  bajar los impuestos permite un aumento en la actividad económica que a su vez provoca un aumento en la recaudación. En el gobierno de Aznar, la teoría se cumplió con un  incremento en los ingresos del Estado.

De 1997 al 2000 España creció a un 4.2% y un 2.5% hasta el 2004. 

Parecería que sí se puede.

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