En la búsqueda de solución a la crisis de las economías
desarrolladas, se postulan conceptos que definen posiciones ideológicas que
abarcan un amplio espacio desde el centro hacia la izquierda y desde el centro
hacia la derecha.
Para los portadores del pensamiento del centro
hacia la derecha, es el sector privado y su instrumento de libre mercado el que
debe liderar el desarrollo económico.
Para los globofóbicos la puesta en práctica
global del modelo “neo-liberal” de la empresa privada, ocasiona el
ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres.
Los estatistas son opuestos a la liberalización
económica, a la privatización de las
empresas estatales y de los recursos
nacionales que son calificadas como empresas de patrimonio nacional porque le
corresponde al Estado ser el responsable de liderar el quehacer económico y así obtener una mayor y mejor capacidad para el
proceso de la distribución de la riqueza.
Estos son los portadores del pensamiento del centro hacia la izquierda.
En la actualidad el debate político se
encuentra entre los que entienden que es necesario ajustar para crecer, calificados
como de la derecha, y los que creen en
crecer para ajustar como de la izquierda.
Ajustar para crecer implica austeridad en el manejo de los fondos
públicos, entiéndase la eliminación del
despilfarro, y crecer para ajustar implica aumento del gasto público a través
de lo que han llamado “estímulos”.
Con las recientes elecciones celebradas en
Francia y el triunfo de los socialistas, algunos anuncian un cambio de las políticas
económicas de la Unión Europea como consecuencia de la pérdida de la alianza
Francia-Alemania, llamada el “Merkozy”, postulantes de sanear la economía y
achicar el déficit, ajustar para crecer, emanadas de la cúpula del Club.
En medio del debate, España es un buen botón de
muestra.
En las elecciones de 1996 José María Aznar es
electo por los españoles para conducir la administración del gobierno. En su libro Ocho años de gobierno. Una visión
personal de España, una rendición de
cuentas de sus ocho años de gobierno 1996-2004, dice que al llegar al poder, apostó por la disciplina
presupuestaria (¿austeridad?), liberalización y privatización, concertación
social, bajar los impuestos y la búsqueda del pleno empleo. “No se trataba de
buscar qué había debajo de las alfombras, sino de abrir ventanas”. “Variar de
un modo cerrado de entender la economía”.
En 1996 el gasto público de España representaba
el 47% del Producto Bruto Interno (PBI), al año 2004 era del 40%. El déficit de 6.6% del PBI pasó en el 2001 a déficit cero y en el
2003 un excedente producto de los ingresos de la Seguridad Social.
La deuda pública del 68.1% del PBI se reduce a
50.1% en el 2004. En 1996 la tasa de desempleo alcanzaba el 23% con un déficit
del 0.7% de la seguridad social. De 12.3
millones de ocupados a 16.8 millones lo que permitió que con cuatro millones de nuevos
cotizantes la seguridad social quedara
saneada en el 2004.
Según la teoría bajar los impuestos permite un aumento en la
actividad económica que a su vez provoca un aumento en la recaudación. En el
gobierno de Aznar, la teoría se cumplió con un incremento en los ingresos del Estado.
De 1997 al 2000 España creció a un 4.2% y un
2.5% hasta el 2004.
Parecería que sí se puede.
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