8
de agosto de 2012
Violeta
Yangüela
Dos
más dos son cuatro, por supuesto en
matemáticas. No hay interpretación y sin ninguna discusión. Pero resulta que
las sumas, las restas, las divisiones y las multiplicaciones de los
acontecimientos sociales, económicos y
religiosos se interpretan. De ahí surgen las diferentes visiones de los opinantes.
Para
la mayoría de los que interpretan y analizan los acontecimientos, los atentados
en Irak se producían por la presencia de los soldados del Imperio.
De
acuerdo con las cifras de Fernando Reinares del
Real Instituto Elcano, sumando y contando en matemáticas, a partir de la
retirada de los soldados de Estados Unidos en los primeros seis meses del año
2012 se han producido 27 atentados suicidas.
En los seis meses previos a la
retirada de las tropas norteamericanas, se produjeron 28 atentados. Las víctimas fueron 205, 34 al mes y en los
seis meses posteriores a la retirada son
343, 57 cada mes.
Y
aquí llega la otra interpretación y los análisis.
Para
algunos, sin la presencia de los soldados norteamericanos, los atentados son
una consecuencia de la ¿guerra civil? en
Siria, para otros es el eterno conflicto entre los musulmanes divididos en las
diferentes variables del Islam en la
lucha por el poder central de la
comunidad islámica. La Umma. Un
conflicto que comienza por la lucha del poder a la muerte del Profeta.
Dice
Reinares “la inmensa mayoría de los civiles iraquíes
abatidos en actos suicidas de terrorismo se encontraban adheridos al chiismo,
la confesión islámica dominante en su país. Eso permite entender por qué dichos
atentados ocurrieron por lo común en lugares donde, bien sea por razones de
culto o de residencia, tiende a congregarse la población iraquí de esa
orientación religiosa”.
Parecería
ser que en la interpretación de los atentados como consecuencia del conflicto
entre musulmanes, las matemáticas religiosas triunfan. Los chiitas con sus
duodécimos, séptimos, alauitas, drusos, fatimíes, su Hamas y su Hezbolá. Los sunitas con sus wahabíes, salafistas y su Al Qaeda.
La
Arabia Saudita de propiedad sunita, su petróleo, su monarquía, y su Kaaba., el
símbolo del Islam. A su lado Irán con sus chiitas, su proyecto nuclear, sus Ayatolas
y su Ahmadinejad que en un discurso pronunciado en Naciones Unidas dice una
oración: “Oh poderoso Alá, te rezo para acelerar el surgimiento de tu última encarnación,
ese ser humano puro y perfecto el que llenará de justicia y paz este
mundo”.
Se
refería al Imán Al Mahdi, el Imán Oculto, el Duodécimo Imán que vendrá en los
días finales y forzará a los cristianos a convertirse para crear un mundo de un
gobierno islámico, y por supuesto,
dirigido por los seguidores de la rama chiita y duodécima del Islam. O sea que el poder unificado del Islam, el
antiguo Califato, no solo se concreta en
los países islámicos sino que alcanzará la faz del mundo mundial. Es el deseo
de Al Madhi y Ahmadinejad solo cumple sus mandatos.
En
la suma de las variables del
islamismo, habría que agregar a los Hermanos Musulmanes que hacen su entrada
triunfal en el gobierno de Egipto.
¡Qué
Dios y Alá nos agarren confesados!
No hay comentarios:
Publicar un comentario