27
de agosto de 2012
Violeta
Yangüela
El
Reino Unido aprueba la extradición a Suecia del australiano Julian Assange para
responder a una acusación de delito sexual según las normas legales suecas. Antes de ser extraditado el señor Assange se
refugia en la Embajada de Ecuador en Londres en violación a los términos de la
fianza que se le concedió mientras esperaba una decisión definitiva sobre su
extradición. El Reino Unido se niega a
otorgar el salvoconducto y no reconoce la figura de “asilo diplomático” que
Ecuador le otorgó a Assange.
Es
el preámbulo de la película. El reparto se amplía y lo que se supone un delito
sexual se convierte en el héroe de la
libertad de expresión. Los argumentos no faltan, sobran.
Assange
se asila en la Embajada de Ecuador porque supuestamente Estados Unidos pediría
la extradición a Suecia debido a la filtración por parte de Wikileaks de
información secreta y él no ha recibido garantías de Reino Unido ni de Suecia
de que no será extraditado a USA. Es un asunto preventivo.
¿Por
qué Estados Unidos no solicitó la extradición de Assange mientras permanecía en
el Reino Unido? El gobierno sueco afirma que no extraditará a Assange a USA sí existe
riesgo de que sea condenado a muerte.
Mientras,
el reparto se amplía y surgen nuevos personajes. Rafael Correa se convierte en
abanderado de la libertad de expresión acompañado del salvador de almas, el ex
juez español Baltasar Garzón.
El
primero, en conflicto de libertad de expresión en su país con los medios de
comunicación, incluyendo el ex jefe de la sección de opinión del diario El
Universo, Emilio Aparicio, obligado a pedir asilo político a USA tras su
condena junto a los tres principales directivos, los hermanos Carlos, César y Nicolás
Pérez a tres años de cárcel y a un pago de 40
millones de dólares. Otro caso fue
el de los periodistas Juan Carlos Calderón y Cristina Zurita, que fueron condenados
a pagar a Correa una millonaria indemnización 1,5 millones de euros por
supuestos daños morales relacionados a la publicación del libro El Gran
Hermano. Se trata del hermano del presidente.
Dice
Diego Cornejo, director de la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos (AEDEP) que "de
alguna manera el Gobierno ecuatoriano está usando la figura del señor Assange,
la celebridad de este personaje, para recomponer o reparar la imagen del
presidente Correa en el exterior".
Rafael Correa integra nuevos actores a la causa de la
libertad de expresión y por supuesto el teniente coronel de Venezuela no puede
quedar fuera del protagonismo mundial.
El segundo, a
pesar de su imagen global del juez justo, ha sido condenado por la Sala de lo
Penal del Tribunal Superior de Justicia por ordenar la interceptación de todas
las conversaciones que sostenían en prisión
los imputados en un caso de corrupción, en violación al derecho de la
defensa. O sea, un juez que viola la ley. Garzón dice que recurrirá al Tribunal
Internacional de Justicia.
Julian Assange, el protagonista principal, el que se
resiste a ser transparente de su cuenta millonaria de lo que recibe en donaciones,
exigiendo la transparencia, aparece en
el balcón de la Embajada de Ecuador y le pide a Barack Obama que renuncie a su
caza de brujas contra Wikileaks.
Parecería que será una serie. Las películas suelen tener
un final feliz. Apunta a convertirse en telenovela. En España le dicen culebrón.
v.yanguela@codetel.net.do
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